Un pedazo de barrio, allá en Pompeya
Durmiéndose al costado del terraplén
Un farol balanceando en la barrera
Y el misterio de adiós que siembra el tren
Un ladrido de perros a la luna
El amor escondido en un portón
Los sapos redoblando en la laguna
Y a lo lejos, la voz del bandoneón
Barrio de tango, luna y misterio
Calles lejanas, ¿cómo estarán?
Viejos amigos que hoy ni recuerdo
¿Qué se habrán hecho, dónde andarán?
Barrio de tango, ¿qué fue de aquella
Juana, la rubia, que tanto amé?
¿Sabrá que sufro pensando en ella
Desde la tarde que la dejé?
Barrio de tango, luna y misterio
Desde el recuerdo te vuelvo a ver
Un coro de silbidos, allá, en la esquina
El codillo llenando el almacén
Y el dramón de la pálida vecina
Que ya nunca salió a mirar el tren
Así evoco tus noches, barrio 'e tango
Con las chatas entrando al corralón
La luna chapaleando sobre el fango
Y a lo lejos, la voz del bandoneón
Barrio de tango, luna y misterio
Calles lejanas, ¿cómo estarán?
Viejos amigos que hoy ni recuerdo
¿Qué se habrán hecho, dónde andarán?
Barrio de tango, ¿qué fue de aquella
Juana, la rubia, que tanto amé?
¿Sabrá que sufro pensando en ella
Desde la tarde que la dejé?
Barrio de tango, luna y misterio
Desde el recuerdo te vuelvo a ver
about
Se denominaban cantores nacionales a aquellos que tenían como base el repertorio del tango pero incluyendo también algunas piezas criollas, preferentemente de la Provincia de Buenos Aires, como estilos o valses criollos. Nelly Omar, Edmundo Rivero o el mismo Carlos Gardel son tres ejemplos célebres de esta mixtura entre Capital y Provincia.
El guitarrista Mauricio Lago -casual o no tan casualmente admirador de los tres casos citados- nos propone un repertorio similar para guitarra solista, comenzando con música típica de la Provincia de Buenos Aires, haciendo su paso por el Gran Buenos Aires, y concluyendo en la música ciudadana.
El recorrido musical arranca con dos piezas típicas de la Región Pampeana compuestas para guitarra por Atahualpa Yupanqui, tal vez el máximo exponente de la esencia de nuestro folklore. Estancia vieja es una milonga de campo de aire similar a las llamadas milongas galponeras pero de tempo más tranquilo. Campo abierto es un estilo pampeano, elegante forma musical que consta generalmente de tres tempos diferentes: una introducción rápida, una sección lenta cantable y un andante, lo cual le da una variedad rítmica particularmente atractiva.
La selección de ritmos bonaerenses que continúa abarca lo más característico de la región. Desde antaño nuestros payadores suelen encauzar sus duelos verbales “por milonga” o “por cifra”, esta última formada por una introducción rasgueada seguida de una melodía que con muy pocas variantes caracteriza a todas las cifras. Primera mixtura entre ciudad y provincia: Para quererte nací, cifra de Carlos Gardel.
La huella es otra de las danzas bonaerenses que se caracterizan no solo por su ritmo ternario sino también por rasgos melódicos que las hace reconocibles. Luna y sol fue escrita originalmente para guitarra por Héctor Ayala, de vasta experiencia en la música popular como guitarrista de Abel Fleury y de Roberto Grela, así como también autor de fecundos aportes a la didáctica del instrumento.
De Abel Fleury, tal vez el máximo representante del repertorio bonaerense para guitarra, Mauricio nos convida con Milongueo del ayer, una de sus milongas más conocidas.
Danza asociada a los gauchos federales, aunque según la tradición oral ya se cantaba en la época de la guerra de la Independencia, es el Triunfo. Una introducción con ritmo de malambo y períodos musicales de tres frases que se van intercalando conforman esta danza. Con su A Martín, el guitarrista argentino Pablo Anapios logra un acercamiento fiel a la sonoridad de los Triunfos.
Dos nuevas pinceladas musicales de nuestra pampa del referido Abel Fleury siguen a continuación: la milonga Fortín Kakel y el célebre Estilo pampeano.
El malambo es la mejor ocasión que se le presenta al gaucho de exponer sus habilidades para el zapateo, expresadas tanto en su habilidad física como también en el conocimiento de diferentes variantes llamadas mudanzas. El guitarrista y cantor entrerriano Carlos Santamaría refleja en su malambo esta situación ofreciendo una serie de variaciones a la manera de las Mudanzas. En una de ellas se escucha claramente el repicar de las botas sobre las tablas.
Un resultado musical intermedio entre la milonga en décimas típica del campo, donde las estrofas -de número variable- son musicalmente iguales entre sí cobrando preponderancia la letra, y la milonga ciudadana de carácter más rítmico y bailable, surge de la pluma de uno de los maestros y virtuosos más grandes que ha dado la guitarra argentina: Cacho Tirao. Hombre del gran Buenos Aires, logra con su Aparcero un clima reflexivo, con pinceladas a su vez de su amplia experiencia en la música ciudadana.
Ya ubicados en la ciudad de Buenos Aires, la milonga cambia apreciablemente su fisonomía: de tener un patrón melódico casi fijo para servir de acompañamiento con la guitarra a la poesía -improvisada o no- pasa a ser bailable de la mano de las orquestas típicas y se hace más vivaz y con diferentes melodías y por lo general dividida en tres secciones. Compuesta en 1956, Corralera, de Anselmo Aieta, es una de las más representativas.
Y completando la estampa, la ciudad queda representada por su máxima expresión musical: el tango.
Dos de ellos corresponden a la pluma de Agustín Bardi: Qué noche (1918), cuya idea se le ocurrió en un auto descompuesto que lo dejó en la calle justo una noche que nevó en Buenos Aires, y el más sentimental Nunca tuvo novio del año 1930.
De 1911 data El pollo Ricardo que el uruguayo Luis Alberto Fernández le dedicó a la memoria de su amigo el bailarín Ricardo Scandroglio.
Otro tango escrito a la memoria de un amigo es A Orlando Goñi, que el gran Alfredo Gobbi le dedica en 1949 al “pulpo del piano”, el fallecido pianista de su orquesta.
Del año 1923 nos llega La tablada, grabada por primera vez por la orquesta del propio Francisco Canaro.
Del célebre Aníbal Troilo “Pichuco”, conocido también como “el bandoneón mayor de Buenos Aires” se puede disfrutar de La trampera, milonga ciudadana del año 1950 y su tango Pa’ que bailen los muchachos del año 1942.
Finalmente La bordona de Emilio Balcarce – quién fuera arreglador de las orquestas de Troilo, Alfredo Gobbi, José Basso, Leopoldo Federico y otros – nos deja situados entre dos tendencias: una nos devuelve a la provincia con su arpegio de milonga campera y otra nos sugiere una entrada a las expresiones más modernas del tango.
En suma, este disco nos presenta la atractiva y bien plasmada idea de “pegarnos una vuelta” musical por estos pagos.
HUGO ZAMORA
credits
released February 28, 2015
Mauricio Lago - Guitarra
músicos invitados:
Ariel Guzmán - Violin
Fernanda Aznar - Flauta
Chichin Cacceffo - Bandoneon
Nelson Mendi - Voz
Ramiro Desimone - Guitarra
Arte de tapa: Aldana Cacceffo
Grabado en estudio El Cubo, Ing. Maschwitz, Bs. As. Argentina.
Mauricio Lago. Concertista de guitarra clásica y popular, cantautor, compositor, facilitador de Biodanza, profesor de música y guitarra on line. mau.lago.guitarra@gmail.com
Actualmente vive en Merlo, prov. de San Luis, Argentina.
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